Extraído del libro «¡Convertíos! Se acerca el Reino de Dios» de Moisés María Aja de la Cruz
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Dios otorgó un tiempo a las naciones gentiles para que aceptaran el Evangelio que Israel había rechazado el Viernes Santo. Así de sencillo, pero así de importante, urgente y grave. Los gentiles son llamados por Dios para formar parte de su Reino en la Tierra; es más, incorporarse a la Iglesia es ya pertenecer a ese Reino.
El mismo Cristo resucitado es quien mantiene su Misión Salvadora por el Mundo, a través de la Iglesia fundada sobre Pedro y los Apóstoles. Es la forma de continuar la Voluntad del Padre: “Como Tú (Padre) me enviaste al Mundo, también Yo los he enviado al Mundo (Jn 17,18). Por eso les manda: “Id por todo el Mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado se salvará, mas el que no creyere (rechace la Fe) se condenará” (Mc 16, 15-16).
Y ya próxima la Ascensión: «Se me ha dado todo poder en el Cielo y en la Tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el Final de los Tiempos». (Mt 28, 16-20). “Recibiréis la Virtud del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros y seréis mis testigos… hasta los confines de la Tierra” (Hech 1,8).
S. Lucas, tras informarse “exactamente de todo desde los orígenes” (Lc 1,3) afirma: “Estaba escrito que el Mesías padeciese y que al tercer día resucitase de entre los muertos, y que en su Nombre se predicase la Penitencia para la remisión de los pecados a todas las naciones” (Lc 24, 46-47).
Esta es la Misión Universal de Cristo y por tanto de la única Iglesia que Él fundó: Imponer el Derecho (Divino) en las naciones… exponerlo fielmente –“a tiempo y a destiempo” (2Tim 4,2)- sin cansarse ni desmayar hasta establecer el Derecho (Divino) en la Tierra (Is 42,1-4). Dicho con palabras de San Pablo: “…Jesucristo Nuestro Señor, por el cual hemos recibido la Gracia y el Apostolado para promover la obediencia a la Fe, para gloria de su Nombre, en todas las naciones…” (Rom 1, 5). Y ellos se pusieron manos a la Obra, “predicando por todas partes” como mencionaremos en el próximo capítulo. El Señor cooperaba con ellos y en su Nombre realizaban todo tipo de milagros (Mc 16,20)..
Cristo resucitado escogió también a Pablo de Tarso, comunicándoselo al discípulo Ananías con estas palabras: “Ve, porque este (Pablo) es para Mí un instrumento escogido, para llevar mi Nombre ante las naciones (gentiles), y los reyes, y los hijos de Israel” (Hech 9,15).Cuando en su primer viaje apostólico, Pablo es rechazado por los judíos de Antioquía de Pisinia (en la actual Turquía) él los juzga por su maldad:“«Teníamos que anunciaros primero a vosotros la Palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la Vida Eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: «Yo te haré Luz de los gentiles, para que lleves la Salvación hasta el extremo de la Tierra.«» (Hech 13,46-47). También es rechazado por algunos judíos en Roma, y les dice: “Sabed que la Salvación de Dios se envía a los gentiles, y estos oirán” (Hech 28,28). Por eso, con toda propiedad ha sido llamado el “Apóstol de los gentiles”. Y estuvo en España.[1]
Si bien los primeros encargados de extender el Evangelio del Reino son las 12 columnas de la Iglesia Católica, los Doce Apóstoles del Cordero (Ap 21,14), todo bautizado se consagra como partícipe en la Misión sacerdotal, profética y real de Cristo; el que se bautiza es un miembro y apóstol del Reino, con el deber de extenderlo “hasta los confines de la Tierra” (Hech 1,8). Sin Cristo, el Mundo está en tinieblas porque Él es “la Luz del Mundo” (Jn 8,12). El bautizado se enciende en la Luz de Cristo ya el día de su Bautismo. Extender su Reino es combatir las tinieblas del Mundo: sus mentiras, errores, odios, injusticias, persecuciones,…
Tengamos en cuenta que Cristo funda una sola Iglesia. Dice a Simón: “Tú eres Pedro y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,18); no dice “mil iglesias”, como hacen los descendientes de Lutero. Es la Iglesia Católica, cuya etimología significa “universal”, porque engloba al verdadero Israel y a todo el Mundo gentil. Esto no gusta a los que pretenden destruir la Iglesia por cualquier medio, disolviéndola en un lago de falsas religiones, convocadas por la ONU a la unidad en el error y la mentira. Y cierto es que la reprobación del Pueblo de Israel no era eterna (Rm 11,25); pero de eso hablaremos en su lugar del capítulo IX.
La Misión era y es urgente, grave, pues “El que crea y se bautice se salvará; el que no crea (el que rechace la Fe que le ofrecéis) se condenará” (Mc 16,16). Jesús lo había explicado a Nicodemo: “En verdad, en verdad te digo: El que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de los Cielos” (Jn 3,5). En otros momentos insiste: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. NADIE VA AL PADRE SI NO ES POR MEDIO DE MÍ” (Jn 14,6). “Quien no está conmigo está contra Mí; y quien no recoge conmigo desparrama” (Mt 12,30). Por eso decía S. Pablo: “¡Ay de mí si no evangelizare! (1Cor 9,16). Hoy podemos decir: ¡Ay de los pastores de la Iglesia que hayan dejado de Evangelizar, para no molestar a los que sirven al Príncipe de este Mundo, Satanás.
[1] En la Carta a los Romanos les dice que irá verlos, de paso, cuando se dirija a España: “Espero veros al pasar, cuando vaya a España, y ser allá encaminado por vosotros, después de haber gozado un poco de vuestra conversación” (Rom 15,24). Y señala el momento: Después de ir a Jerusalén a entregar la colecta para los pobres “Así que una vez terminado este asunto y entregado oficialmente el fruto de la colecta, partiré para España”(v.28).
A este viaje se refieren los Santos Padres: S. Cirilo, S. Juan Crisóstomo,…Según S. Jerónimo (345-419) S. Pablo desembarcó por Tarragona. S. Clemente, discípulo de S. Pablo, afirma en su “Carta a los Corintios” (sobre el año 96):
“Después de haber estado [Pablo] siete veces en grillos, de haber sido desterrado, apedreado, predicado en el Oriente y el Occidente, ganó el noble renombre que fue el premio de su Fe, habiendo enseñado justicia a todo el Mundo y alcanzado los extremos más distantes del Occidente [España]” (Ep.Clm. 5).
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Fuente: mensajerosdelavida.es
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