Extraído del libro «¡Convertíos! Se acerca el Reino de Dios» de Moisés María Aja de la Cruz
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Porque EL VIERNES SANTO, al condenar a Cristo a muerte de Cruz, Israel firma su condena a muerte: “Caiga su Sangre sobre nosotros y nuestros hijos” (Mt 27,25). A PARTIR DE ENTONCES ISRAEL DEJÓ DE SER EL PUEBLO DE DIOS, al cumplirse la parábola de los viñadores homicidas y otros textos bíblicos:
“Un padre de familia plantó una Viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar, edificó una torre y la arrendó a unos viñadores, partiéndose luego a tierras extrañas. Cuando se acercaba el tiempo de los frutos, envió a sus criados a los viñadores para percibir su parte. Pero los viñadores, cogiendo a los siervos, a uno lo golpearon, a otro lo mataron, a otro lo apedrearon. De nuevo les envió otros siervos en mayor número que los primeros, e hicieron con ellos lo mismo. Finalmente, les envió a su hijo, diciendo: Respetarán a mi hijo. Pero los viñadores, cuando vieron al hijo, se dijeron: Ese es el heredero. ¡Ea! Matémoslo y tendremos su herencia. Y, tomándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando venga, pues, el amo de la viña, ¿Qué hará con estos viñadores?
Le respondieron: Hará perecer de mala muerte a los malvados y arrendará la viña a otros viñadores, que le paguen los frutos a su tiempo. Jesús les respondió: (…) Por eso os digo que os será quitado el Reino de Dios y será entregado a un Pueblo que rinda sus frutos.(…) Oyendo los príncipes de los sacerdotes y los fariseos sus parábolas, entendieron que de ellos hablaba …”(Mt 21, 33-46).
La parábola es una alegoría simbólica llena de significado: El Dueño de la Viña es Dios Padre; la Viña es el Pueblo de Israel; los viñadores, los gobernantes de Israel; los criados, los profetas; el Hijo, es Jesucristo; el impuesto es el vasallaje (la sumisión, la aceptación del Decálogo) a Cristo Rey. Al hijo de la parábola lo matan fuera de la Viña; a Cristo, fuera de la Ciudad Santa, Jerusalén. El nuevo “Pueblo que rinda sus frutos” es la Iglesia Católica, como vamos a ver.
Ana Catalina Emmerich dice que cuando muere Cristo hay apariciones de muertos, recriminando a los judíos por haber condenado al Mesías y anunciando la Nueva Alianza, el Nuevo Sacrificio: “El temblor de tierra que abrió la roca del Calvario causó muchos estragos, sobre todo en Jerusalén y la Palestina. (…) Este terror fue todavía mayor cuando las gentes que huían llorando encontraban en el camino a los muertos resucitados que los avisaban y los amenazaban (…) (En el Templo) Jeremías se apareció cerca del altar, y proclamó con voz amenazadora el fin del Antiguo Sacrificio y el principio del Nuevo” [1].
Jesús era el Mesías, el Siervo de Yavé” profetizado por Isaías, cuya Misión no se limitaba sólo a Israel: “«Es poco que seas mi Siervo para restablecer las tribus de Jacob y convertir a los supervivientes de Israel. Te hago Luz de las naciones (gentiles), para que mi salvación alcance hasta los confines de la Tierra” (Is 49,6).
Efectivamente, Cristo venía al Mundo a través de Israel, para ser “Rey de los Judíos”(Mt 2,2) y “Rey de las naciones” (Sal 2, 6-8. Ap 15,3-4), “Rey de reyes y Señor de los señores” (1Tim, 6,15), “a juzgar la Tierra y regir el Orbe con Justicia” (Sal 96,13). Pero al rechazar al Mesías, el Pueblo de Israel dejó de ser el Pueblo de Dios, salvo un pequeño “Resto Fiel”: los apóstoles y discípulos seguidores de Cristo después de la Resurrección. Israel dejó de ser oficial y realmente el viñador y la Viña del Señor.
> Con esa parábola, Cristo anunciaba también el cumplimiento de la profecía de Isaías:
“(…) Tenía mi amado una viña en un fértil recuesto.La cavó, la descantó y la plantó de vides selectas. Edificó en medio de ella una torre, e hizo en ella un lagar, esperando que le daría uvas, pero le dio agrazones[2]. Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad entre Mí y mi Viña. ¿Qué más podía yo hacer por mi Viña que no lo hiciera? ¿Cómo, esperando que diese uvas, dio agrazones?
Voy, pues, a deciros ahora lo que haré de mi Viña: Destruiré su muro, y será talada. Derribaré su cerca y será hollada. Quedará desierta, no será podada ni cavada; crecerán en ella los cardos y las zarzas, y aún mandaré a las nubes que no lluevan sobre ella.
Pues bien, la Viña de Yahvé de los Ejércitos es la Casa de Israel, y los hombres de Judá son su amado plantío. Esperaba de ellos Juicio, pero sólo hubo Sangre vertida (la de Cristo); Justicia, y hete aquí griterío”. (Is 5, 1-7)
2 El nuevo Pueblo de Dios: La Iglesia Católica.
Pues bien, ese “Pueblo que rinda sus frutos”, los nuevos viñadores que le paguen los frutos a su debido tiempo, son la Iglesia Católica fundada por el Hijo de Dios, que engloba al Resto fiel de los judíos y a los gentiles de todas las naciones,revestidos de Cristo por el Bautismo, que son “uno en Cristo Jesús” y por tanto, “descendencia de Abraham y herederos según la Promesa” (Gal 3, 28-29).
Nace la Iglesia el día de Pentecostés, cuando los Apóstoles estaban reunidos junto a María, la Madre de Jesús; porque de la misma forma que el Espíritu Santo formó el Cuerpo de Cristo en el Seno de María, así ahora nace y se desarrolla su Cuerpo Místico, en el mismo Seno Inmaculado. ¡Con cuánta razón, con cuánta alegría y gozo debemos llamarla Madre de la Iglesia! y ¡Madre Nuestra!
Somos, pues, los gentiles las nuevas ovejas del Rebaño de Cristo en las que Él pensaba al proclamar estas palabras: “Tengo también otras ovejas que no son de este Redil y es preciso que Yo las traiga, y oirán mi voz y habrá un solo Rebaño y un solo Pastor” (Jn 10, 16).
[1] ACE La Amarga Pasión de NSJ, t. 11. c.56
[2] Racimo pequeño de uva silvestre que nunca madura, de sabor ácido.
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Fuente: mensajerosdelavida.es
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