Extraído del libro «¡Convertíos! Se acerca el Reino de Dios» de Moisés María Aja de la Cruz
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Crisis de la Familia y de la Autoridad.- La Caridad es la virtud más excelente y requiere un ambiente especial en el que se acrisola. Es la Familia, diseñada por Dios para ser una “comunidad de amor”, la “Célula social” y la “Iglesia doméstica”. El 4º Mandamiento instaura al marido como Cabeza de Familia, que ejerce la autoridad junto con la esposa. La Familia ha de ser un semillero de virtudes. En ella ha de aprenderse desde la más tierna infancia el amor a Dios y el amor al prójimo por Dios. Si se destruye la Familia se destruye la Paz. Está comprobado hace tiempo, que el Divorcio genera inestabilidad social: aumento del alcoholismo y drogas, de la prostitución, de los casos de locura y suicidio, de la delincuencia,…En EEUU, ya en 1977, el 82% de los delincuentes juveniles procedían de matrimonios divorciados.[1]
La importancia de la Familia es bien conocida por “el príncipe de este Mundo” (Jn 12,31). Por eso la odia. Sor Lucía de Fátima lo avisó: “La batalla final entre el Señor y el reino de Satanás será acerca del Matrimonio y de la Familia”[2].
Para destruir el Amor en la Familia y la Misión divina de los padres, llegaron las tormentas del feminismo, el divorcio, el aborto,…El egoísmo encerraba a los ancianos en las asilos, las leyes educativas se encargaban de sembrar la corrupción en las almas de niños, adolescentes y jóvenes,… La televisión invadía los hogares con todo un universo de cómics y películas faltos de espiritualidad, abundando en llamadas a la rebeldía familiar, al placer, la violencia, el sexo,… tratando de modelar el pensamiento de las nuevas generaciones.
El panorama actual ha empeorado: parejas de hecho, leyes LGTBI, violencia de género, eutanasia, violencia juvenil, robos, violaciones, maltrato a los padres y a los profesores,… violencia y anarquía en las calles,… porque si falta el soporte del amor a Dios, el amor al prójimo se hace muy débil, como el que edifica sobre arena ( Mt 7,24-27). La Palabra de Dios lo expresa con claridad: “Si Dios no edifica la casa, en vano trabajan los albañiles; si Dios no guarda la ciudad en vano vigilan los centinelas” (Sal 127,1); Salmo que actualiza Cristo: “Sin Mí nada podéis hacer” (Jn 15,5).
[1] Uniform Crime Rapport, USA-1977
[2] Carta de Sor Lucía al Cardenal Caffarra
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Fuente: mensajerosdelavida.es
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