Extraído del libro «¡Convertíos! Se acerca el Reino de Dios» de Moisés María Aja de la Cruz

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El acecho a la Eucaristía tiene por objeto destruir la Fe en la Presencia real de Cristo en este Sacramento. La “plandemia” del Covid 19, ha revelado que –salvo un Resto Fiel- la Iglesia ha perdido la Fe Católica en la Eucaristía, al haber reaccionado como los cristianos que no creen en la Presencia Real, Viva, de Cristo con todo su Poder, en el Sacramento.
Vimos a pastores “católicos” oficiar con mascarilla y alzar con guantes el Santísimo Sacramento; repartirlo con pinzas, o en bolsitas de plástico, detrás de una mampara como si el templo fuera una tienda de cualquier cosa. Un Santo celo por la Casa de Dios (Jn 2,17) se apoderó de nosotros y escribimos una Carta a obispos de 112 países, en 5 idiomas, acusándoles de Apostasía Eucarística.[1]
Luego publicamos el libro “En Defensa de la Eucaristía”, que recomendamos y que pueden descargar en nuestra página web. Es un estudio detallado que explica por qué no se debe comulgar en la mano y cómo hemos de adorar al Santísimo. El cariño verdadero ha de ir acompañado de un gran respeto y delicadeza. Y nunca hemos de tener miedo a contagiarnos al Comulgar. Cristo no puede contagiarse ni contagiar a nadie. Él nos dice: “Yo soy la Resurrección y la Vida” (Jn 11,25). Pero si no tenemos esta Confianza en Él, nos ocurrirá como a Pedro al comenzar a caminar sobre las aguas: Cuando el miedo le hizo desconfiar de Jesús comenzó a hundirse. Cristo lo sostuvo pero le riñó: “¿HOMBRE DE POCA FE, ¿POR QUÉ HAS DUDADO?” (Mt 14,31).
Hagamos caso al Obispo S. Hipólito (s. III): “Cada fiel procure tomar la Eucaristía…pues…AUNQUE SE LE DÉ UN VENENO MORTAL, NO TENDRÁ PODER SOBRE ÉL”[2]; texto que se apoya en el Evangelio, subrayando una de las propiedades que asistirán a los que crean (Mc 16,18). Y si nos niegan la Comunión en la boca, hemos de hacer una Comunión Espiritual.
[1] Publicada en varios medios. Cfr. Como Vara de Almendro, “Apostasía Eucarística” Carta a los cardenales y obispos de la Iglesia”. Allí mismo, también Apostasía Eucarística II, dirigida a los laicos.
[2] S. Hipólito de Roma, Tradición Apostólica, 36.
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Fuente: mensajerosdelavida.es
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