Extraído del libro «¡Convertíos! Se acerca el Reino de Dios» de Moisés María Aja de la Cruz
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Al servicio de la Apostasía y de la confusión doctrinal está la cobardía de muchos pastores disfrazada de prudente silencio, y el silencio impuesto por otros que han perdido la Fe. Veamos la denuncia que hace un valiente Sacerdote de nuestros días[1]:
“Hoy, de hecho, a menudo, la prudencia fue sustituida por el cálculo, y el cálculo devino en Apostasía. (…) Cuando los católicos entramos en la lógica del cálculo humano, descartando los ideales sumos como conquistas medievales irrecuperables, nos perdemos en los laberintos de la mediocridad que achica el alma hasta echarla en el basurero de la apostasía judaica[2]. Hoy se busca con esmero insaciable taxonomizar la vida apostólica, clasificando cada posible paso e incluyendo cada respiro, dentro de magistrales planes pastorales de escritorio. Y así la “pastoral”, como la llaman, se vuelve estéril”.
(…) El de hoy es un silencio hijo de la deserción espiritual. Nunca como hoy hubo tantos medios técnicos de expresión y nunca como hoy el silencio fue tan tétrico. Es un silencio planeado, calculado y decidido por una pléyade de jerarcas eclesiásticos, episcopales, congregacionales, diocesanos o aun pontificios. Es un silencio apostatizante que escandaliza y quita a la parte humana de la Iglesia su potestad de salar y, por ende, de salvar. Es un silencio homicida e hijo del triple silencio petrino, que se negó a confesar al Señor ante las preguntas de una sirvienta, identificada en la simbólica patrística como la Sinagoga de Satanás denunciada por el Apokaleta.
(…) Hijo de ese silencio idolatrado que canoniza la cobardía, que en abstracto alaba la predicación siempre y cuando jamás en concreto se predique. Es un silencio que, a la postre, anatematiza el apostolado, puesto que todas sus posibles configuraciones históricas serán calificadas de imprudentes y no se admitirá derecho a réplica, so pena de ser considerado obcecado y desobediente”.
En la Tradición viva de la Iglesia resuena hoy con fuerza el grito acusador de Santa Catalina de Siena:
“Abrid los ojos y mirad la perversidad de la muerte que ha venido al Mundo, y en particular en el cuerpo de la Santa Iglesia. ¡Ay de mí! ¡Qué estalle el corazón y el alma vuestra al ver tantas ofensas contra Dios! … ¡Ay de mí! ¡Basta de silencios! ¡Gritad con cien mil lenguas! Porque, por haber callado, ¡el Mundo está podrido! ¡La Esposa de Cristo se encuentra palidecida!»[3].
Contestación en el seno de la Iglesia. Se hizo notar a partir del Concilio. Hoy en día se vive un estado de cisma latente, agudizado desde 2014 con el “Sínodo de la Familia” y las cada vez más tensas relaciones entre los obispos alemanes y el Vaticano. Pero no vamos a extendernos en este punto. Insertamos dos ejemplos.
El primero es la rebeldía ejercida contra Pablo VI, a partir de su Encíclica “Humanae Vitae” en la que condenaba los anticonceptivos. La desobediencia al Papa contribuyó al “suicidio demográfico” del mundo occidental. La ausencia de mano de obra en la Europa cristiana fue colmada con la presencia de una civilización anticristiana: El Islam. Ha sido una silenciosa invasión que no es detenida por los gobernantes europeos porque está al servicio del Nuevo Orden Mundial sin Cristo.
Aunque lo citamos en el C. II, recordemos ampliado el movimiento de unos 350 curas rebeldes y miles de laicos en Austria, que en 2006 lanzaron un “Manifiesto a la desobediencia” antes de la visita de Benedicto XVI (7-9 de sept. de 2007). Tuvo eco en otros países, en especial Irlanda; aquí se sumaron unos 600 sacerdotes. No han cesado en su rebeldía. Exigen sacerdotes casados, mujeres sacerdotes, acceso a la Eucaristía para divorciados vueltos a casar, bendición de parejas homosexuales, participación popular en la elección de obispos, …[4] El actual y galimatíaco “Sínodo de la sinodalidad” parece ser una torre de asalto a las murallas de la Iglesia para conseguir ese programa.
[1] P. Federico Higton O.S.E.- “El silencio del misionero”. 2do. Lunes de Pascua, 24-IV-17
[2] Nota del P. Federico: “Lo judaico no es sino la emulación, por parte de los cristianos, del judaísmo carnal que mató al Redentor”.
[3] Santa Catalina de Siena, Carta a un gran prelado.
[4] Numerosas páginas. Cfr. https://www.bbc.com, 06/09/2011
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Fuente: mensajerosdelavida.es
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