Extraído del libro «¡Convertíos! Se acerca el Reino de Dios» de Moisés María Aja de la Cruz

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La Apostasía genera corrupción, pero antes de manifestarse en las obras se instala en el pensamiento provocando una gran confusión doctrinal; fruto de esta es el resquebrajamiento de la unidad de la Iglesia que, inevitablemente, acabará en cisma.
Así pues, se pierde la Fe dentro de la Iglesia. Y no porque los enemigos estén presionando desde fuera, sino porque están dentro de sus murallas, como una quinta columna, más que un Caballo de Troya:
“Muchos se han hecho anticristos, por lo cual conocemos que ésta es la hora postrera...De nosotros han salido, pero no eran de los nuestros” (1Jn 2,18-19).
¡Cómo encaja en este lamento de S. Juan el Mensaje de Garabandal! La Reina de los Apóstoles habla allí del “Fin de los Tiempos” (La Hora postrera) y señala a los principales culpables de la Apostasía: “Muchos cardenales, obispos y sacerdotes, (que) van camino de la perdición y arrastran a muchas más almas”[1]
Y no sólo allí. Recordemos las Apariciones de Akita:“(…)La acción del Demonio se infiltrará hasta en la Iglesia, de tal forma que se verán cardenales oponiéndose a otros cardenales, obispos contra obispos. Los sacerdotes que me veneren serán despreciados y combatidos por otros sacerdotes.(…)[2]
Estos Mensajes nos rebelan que el Caballo de Troya utilizado por el Demonio ha sido el Neomodernismo de los pastores, impulsado por la Masonería y el Comunismo infiltrados en la Iglesia para destruirla desde dentro. Pablo VI se lamentaba con amargura de la situación:
“Se diría que a través de alguna grieta ha entrado, el humo de Satanás en el templo de Dios. Hay dudas, incertidumbre, problemática, inquietud, insatisfacción, confrontación. Ya no se confía en la Iglesia, se confía más en el primer profeta profano —que nos viene a hablar desde algún periódico o desde algún movimiento social— para seguirle y preguntarle si tiene la fórmula de la verdadera vida; y, por el contrario, no nos damos cuenta de que nosotros ya somos dueños y maestros de ella. Ha entrado la duda en nuestras concienciasy ha entrado a través de ventanas que debían estar abiertas a la luz: la ciencia (…)”[3]
Ese “Humo” tiene nombres conocidos: la infiltración comunista y masónica en la Iglesia, de lo que ya hemos hablado.
[1] Garabandal. Parte del 2º Mensaje (18-6-1965).
[2] Akita (Japón) 13-10-1973
[3] S.S. Pablo VI, Homilía del 29 de junio de 1972.
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Fuente: mensajerosdelavida.es
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