Extraído del libro «¡Convertíos! Se acerca el Reino de Dios» de Alejandro Jiménez Alonso

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Capítulo I: El Arcángel San Miguel, embajador de la santísima virgen en Garabandal

Era la tarde del domingo 18 de junio de 1961. Sobre las 8,30pm, cuatro niñas con ganas de divertirse, suben por la Calleja y se detienen mirando, a la izquierda, al único manzano del Pueblo situado en un pequeño huerto sembrado de patatas. Sus intenciones son coger unas manzanas sin permiso del dueño. Al hacerlo, meten ruido suficiente como para alertar a “la señora del maestro”, D. Francisco, que utilizaba ese huerto. Ellas salen corriendo y se sientan, escondidas al otro lado del muro, para comerlas.
Mientras estaban comiendo “el fruto prohibido”: “Escuchamos un fuerte ruido, como de trueno, y exclamamos a la vez: ¡Parece que truena!”. Pero ese fruto les resulta amargo. Conchita se dirige a sus compañeras comunicándoles: “el demonio estará contento y el pobre Ángel de la Guarda estará triste”. Y se ponen a lanzar piedras hacia el lado izquierdo, para ahuyentar al Tentador.
Esto les da cierta tranquilidad de conciencia, y comienzan a jugar a las canicas con piedras. Es entonces cuando “de pronto se me apareció una Figura muy bella, entre resplandores, que no me lastimaban nada a los ojos”. Y acto seguido, también “Jacinta, Loli y Mari Cruz” ven al Ángel y exclaman a la vez: “¡Ay, el Ángel!” [1]
Se les aparece durante el resto del mes de junio, aunque no todos los días. El día 30, Jacinta tiene una Aparición del Sagrado Corazón de Jesús en la Calleja, antes del Cuadro, a la derecha. El 1 de julio, sábado, S. Miguel les habla por primera vez:

-“Vengo a anunciaros la Visita de la Virgen, bajo la advocación del Carmen, que se os aparecerá mañana Domingo.” Las niñas responden:
-“Que venga pronto”. Conchita dice: “Ese día nos habló de muchas cosas”. Al despedirse les dijo:-“Mañana vendré con la Virgen”.
Las niñas eran Concepción González (Conchita), María Dolores Mazón (Loli/Mari Loli), Jacinta González y Mari Cruz González. A pesar de la coincidencia en los apellidos no eran parientes. Las tres primeras tenían 12 años y Mari Cruz, 11.
Pero nos vamos a centrar no en las niñas sino en el Embajador de la Reina del Cielo; porque ese que llamaban “Ángel” se trataba del Arcángel San Miguel. Y hemos de subrayar que desde el lugar de la Aparición las niñas acudieron emocionadas a la Iglesia, para rezar una Estación a Jesús Sacramentado.
Nos dice el Papa S. Gregorio Magno que: “Hay que saber que el nombre de “ángel” designa la función, no el ser del que lo lleva (…) Los que transmiten mensajes de menor importancia se llaman ángeles; los que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman arcángeles. Por esto, a la Virgen María no Le fue enviado un ángel cualquiera, sino el Arcángel Gabriel (…) Por la misma razón, se les atribuyen también nombres personales, que designan cuál es su actuación propia. (…) Y, así, Miguel significa: “¿Quién como DIOS?”[2]

Y en verdad que lo que estaba comenzando en Garabandal era “de gran transcendencia”; tanta que fue anunciada ya por el Profeta Daniel: “Entonces se alzará Miguel, el Gran Príncipe, el Defensor de los hijos de tu Pueblo, y será un tiempo de angustia, tal como no lo hubo desde que existen las naciones hasta ese día. Entonces se salvarán los que de tu Pueblo estén escritos en el Libro (…) Tú, Daniel, ten en secreto estas palabras y sella el Libro hasta el tiempo del fin. Muchos lo leerán y acrecentarán su conocimiento. Yo, Daniel, miré y vi a dos hombres que estaban en pie, (…) y uno de ellos dijo al Varón vestido de lino que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin y sucederán esas maravillas?
Y oí al Varón vestido de lino (…) que eso será (…) cuando la fuerza del Pueblo de los Santos estuviera enteramente quebrantada. Yo vi, pero, no entendiendo, pregunté: Mi señor, ¿Cuál será el fin de estas cosas? Y él respondió: Anda, Daniel, que esas cosas están cerradas y selladas hasta el Tiempo del fin (Dan 12, 1-12).
El profeta nos revela la Misión de S. Miguel: “Defensor de los hijos de tu Pueblo”. Y sitúa su aparición en “el Tiempo del Fin” (los Últimos Tiempos de los gentiles), como para prevenir al Pueblo de Dios ante unos momentos de extrema gravedad: “la Fuerza del Pueblo de los Santos (La Iglesia Católica) quebrantada”, (por la Apostasía: 2Tes 2,3), los mayores “tiempos de angustia” en las naciones (por pandemias, hambre, supresión de los derechos individuales, guerras, persecución a los elegidos).“Muchos serán purificados”; es decir, se santificarán al soportar las pruebas, incluido el martirio (Ap 7,14).
El Apocalipsis nos presenta a S. Miguel como “Príncipe de la Milicia Celestial”, que lucha en el Cielo contra el Dragón y sus ángeles (Ap 12, 7); y cuando los arroja a la Tierra defiende a los hijos del Pueblo de Dios, como dice el profeta Daniel, porque “Entonces el Dragón se enfureció contra la Mujer, y se fue a hacer la guerra contra el Resto de la Descendencia de Ella, los que guardan los Mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Ap 12,17).
Se acepta que el Ángel que va abriendo paso al Pueblo de Israel hacia la Tierra Prometida, es San Miguel: “He aquí que yo voy a enviar un Ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado. Pórtate bien en su presencia y escucha su voz: no le seas rebelde, que no perdonará vuestras rebeliones, porque él lleva mi Nombre (…) Pues mi Ángel marchará delante de ti…” y te conducirá a la tierra de los amorreos, de los jeteos, de los fereceos, (…) que Yo exterminaré. No te postrarás ante sus dioses, ni les darás culto, ni imitaras sus costumbres; al contrario, los destruirás por completo y romperás sus estelas. Vosotros daréis culto a Yahveh, vuestro Dios». (Ex 23,20-24). “Dice ´El lleva mi Nombre”: Miguel= ¿Quién como Dios?
Podríamos decir que el Arcángel San Miguel abre y cierra la Historia del Nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia Católica. Veamos: En los inicios (“Primeros Tiempos”) la Iglesia obtuvo la libertad por la victoria del Emperador Constantino sobre su rival Majencio, en el Puente Milvius. La visión de una Cruz en el cielo, al tiempo que una voz (locución) le decía: “In hoc Signo vinces” (Con este Signo vencerás) hizo que Constantino pusiera a su ejército bajo la Guía de la Cruz y obtuviera la Victoria[3]. Era el 28 de octubre del 312. Al año siguiente, por el Edicto de Milán (313) la Iglesia recobraba la Libertad.
Constantino creyó haber sido ayudado por S. Miguel en la lucha contra Majencio, por lo que le dedicó un templo, el Mikaelion, al sur de Constantinopla, en acción de gracias; también cuando venció a Licinio en Adrianópolis (3 de julio del 324). Constantino aseguraba así la unidad política, al servicio de la unidad cristiana católica frente al Arrianismo. No todos los sucesores de Constantino se dejaron guiar por S. Miguel, como ocurrió con Juliano “El Apóstata” (361-363). Más adelante, el 27 de febrero del 380, el Emperador Teodosio I “El Grande” promulga el Edicto de Tesalónica por el que el Cristianismo se convierte en la Religión oficial del Imperio; y el 8 de noviembre del 392, con el Edicto de Constantinopla, prohibió totalmente el paganismo. La Iglesia pasó a ser el Alma del Estado.
En estos momentos de la Historia –“Últimos Tiempos” de los gentiles- Dios vuelve a enviar a su Arcángel para que guíe al “Resto fiel” de la Iglesia, y lo defienda en medio del “desierto de Apostasía” en el que se encuentra.
S. Miguel Arcángel abre y cierra también las Apariciones de Garabandal. Como hemos dicho, el 18 de junio de 1961 se aparece por primera vez a las niñas; vuelve a hacerlo también en las Noches de los Gritos (18-19 de junio de 1962) y el 18 de junio de 1965 hace de Portavoz de la Stma. Virgen para comunicar al Mundo el último Mensaje de Garabandal.
[1] Diario de Conchita, primeras páginas.
[2] Homilías del Papa S. Gregorio Magno sobre los Evangelios, Hom 34, 8-9
[3] “Historia Eclesiástica” de Eusebio de Cesarea. IX,9.
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Fuente: mensajerosdelavida.es
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