8.5. Otros momentos de la pasión de Cristo

Extraído del libro «¡Convertíos! Se acerca el Reino de Dios» de Moisés María Aja de la Cruz

>Juan al pie de la Cruz. Es el Apóstol a quien el Amor le ha hecho Valiente y fiel. Es el único de los Doce; es el Resto Fiel del Colegio Apostólico. En los momentos de la Pasión de la Iglesia, habrá también un muy pequeño número de Obispos y sacerdotes valientes, que acompañarán a las catacumbas al Resto Fiel para administrarles los Sacramentos.

       >Cristo entrega a su Madre a Juan, que está al pie de la Cruz. En estos momentos de pre-tribulación Cristo nos entrega a su Santísima Madre como Refugio espiritual. Basta que la acojamos en nuestra casa, como Juan. Ella nos ayudará a permanecer en el Resto Fiel. La Consagración a su Inmaculado Corazón, hecha con toda sinceridad, con total entrega, es la mejor garantía para afrontar las pruebas que los elegidos habrán de soportar.  

       >“Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado? (Mc 15,34). Para que Cristo sufra como Hombre todo lo humanamente posible, Dios Padre quiere privarle de todo consuelo. La correspondencia de ese momento con la Pasión de la Iglesia, la tomamos de una mística de total confianza para el que esto escribe, pero no vamos a dar su nombre:

“Llama poderosamente la atención que una de las frases más abisales y desconcertantes de Jesucristo Nuestro Señor, la dijera gritando: «¡Dios mío, Dios, mío, ¿Por qué me has abandonado?!» (…) La Iglesia, Esposa y Cuerpo de Cristo, por su total identificación con Él, tiene que repetir y revivir ese grito,…hasta lo más profundo de su ser.(…) Sólo le quedará decir con su Esposo y Señor: “Padre, a Tus Manos encomiendo mi espíritu”.

Lo aquí descrito está en consonancia con lo profetizado para el Resto Fiel que ha de conocer el Reino de Cristo: “Y sucederá que en toda la Tierra — oráculo de Yahvé —serán exterminados los dos tercios, y perecerán, pero será preservado un tercio. Yo pondré al fuego este Tercio, y lo fundiré como se funde la plata, y lo acrisolaré como se acrisola el oro. Él invocará mi Nombre y Yo le escucharé. Yo diré: Él es mi Pueblo; y él dirá: Yahvé es mi Dios” (Zc 13,8-9).

Ese “Tercio” es el Resto Fiel. Pero no le faltará la presencia de María y la asistencia del Espíritu Santo, para afrontar con entereza incluso el martirio. En ellos pensaba Jesús: “Levantaos. Alzad la cabeza. Se acerca vuestra liberación” (Lc 21,36).

>Cristo muere y es sepultado.– La verdadera Iglesia parecerá que ha muerto. En los templos se habrá establecido la “abominación de la desolación” (Dan 9,27; Mt 24,15). Pero el Resto Fiel, como la semilla que cae en tierra, estará vivo en las nuevas catacumbas (“el sepulcro”).

            >Cristo resucita. Es la Parusía. El Resto Fiel de la Iglesia sale a la luz para vivir en el Reino de Cristo.

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