Fueron profetizados extraordinariamente por San Luis María Grignion de Montfort, mas también a ellos se refieren varios santos y videntes.
Santa Brígida de Suecia
(1303-1373)
Dios Padre hablando con Dios Hijo, quejándose de la Cristiandad dice:
_»…enviaré a mis amigos para que tomen para Ti una nueva esposa, hermosa de semblante, honesta en costumbres y de agradable carácter, y la introduzcan en tu morada. Estos amigos serán rápidos como las aves que vuelan, porque los guiará mi Espíritu. Serán también fuertes, como aquellos entre cuyas manos se deshace una muralla. Serán igualmente magnánimos, como los que no temen la muerte, y están dispuestos a dar la vida. Estos te llevarán la nueva esposa, estos es, las almas de mis escogidos, que ganarán para Ti con honra y dignidad, con gran devoción y amor, con varonil trabajo y constante perseverancia. Yo, el que ahora hablo, Soy el que en el Jordán y en el monte [Tabor] dije en alta voz: ‘Este es mi Hijo querido’. Muy pronto se realizarán mis palabras» ( Celestiales revelaciones, págs. 345-347).
Santa Teresa de Jesús
(1515-1582)
En su Autobiografía, en el capítulo XL, se lee la siguiente profecía:
«Estando una vez en oración con mucho recogimiento, suavidad y quietud, parecíame estar rodeada de ángeles y muy cerca de Dios. Comencé a suplicar a Su Majestad por la Iglesia. Dióseme a entender el gran provecho que había de hacer una Orden en los tiempos postreros, y con la fortaleza que los de ella han de sustentar la fe. Estando una vez rezando cerca del Santísimo Sacramento, aparecióme un santo cuya orden ha estado algo decaída: tenía en las manos un libro grande, abrióle y díjome que leyese unas letras que eran muy grandes y muy legibles que decían así: En los tiempos advenideros florecerá esta Orden y habrá muchos mártires.
«Otra vez estando en maitines en el coro, se me representaron y pusieron delante seis o siete, me parece serían de esta misma orden, con espadas en las manos. Pienso que se da en esto a entender que han de defender la fe; porque otra vez estando en oración arrebató mi espíritu y estos de esta Orden peleaban con gran fervor. Tenían los rostros muy encendidos y echaban muchos en el suelo vencidos, otros mataban: parecíame que esta batalla era contra herejes. A este glorioso santo, he visto algunas veces y me ha dicho algunas cosas, y agradeciéndome la oración que hago por su Orden» (J. Lascoé, págs. 110-111).
San Luis María Grignion de Montfort
(1673-1716)
«…el Altísimo y su Santa Madre deben suscitar grandes santos de una santidad tal que sobrepujarán la mayor parte de los santos como los cedros del Líbano se aventajan de los pequeños árboles de su alrededor, según revelación hecha a una alma santa.
«Estas grandes almas, llenas de gracia y de celo, serán escogidas en contraposición a los enemigos de Dios que agitan por todos lados, y ellas serán especialmente devotas de la Santísima Virgen, esclarecidas por su luz, alimentadas de su leche, conducidas por su espíritu, sustentadas por su brazo y guardadas bajo su protección, de tal modo que combatirán con una de sus manos y edificarán con la otra (cfr. 2 Esd. 4, 17) . Con la derecha combatirán, derribarán, aplastarán a los herejes con sus herejías, los cismáticos con sus cismas, los idólatras con sus idolatrías, y los impíos con sus impiedades; y con la izquierda edificarán el templo del verdadero Salomón y la ciudad mística de Dios, esto es, la Santísima Virgen que los Santos Padres llaman el ‘templo de Salomón’ y la ‘ciudad de Dios’. Por sus palabras y por su ejemplo, arrastrarán todo el mundo a la verdadera devoción y esto les ha de atraer enemigos sin cuenta, mas también victorias innumerables y gloria para el único Dios…» ( Tratado de la Verdadera Devoción, n°s 47-48).
«Mas el poder de María sobre todos los demonios ha de quedar más patente con más intensidad, en los últimos tiempos, cuando Satanás comience a armar insidias a su talón, esto es, a sus humildes siervos, a sus pobres hijos, los cuales Ella suscitará para combatir el príncipe de las tinieblas. Ellos serán pequeños como el talón y pobres a los ojos del mundo, y rebajados delante de todos como el talón, pisados y perseguidos como el talón en comparación con los otros miembros del cuerpo. Mas, en cambio, ellos serán ricos en gracias de Dios, gracias que María les distribuirá abundantemente. Serán grandes y notables en santidad delante de Dios, superiores a toda criatura, por su celo activo, y tan fuertemente amparados por el poder divino, que, con la humildad de su talón y en unión con María, aplastarán la cabeza del demonio y promoverán el triunfo de Jesucristo» ( Tratado de la Verdadera Devoción, n° 54).
«Mas, ¨quienes serán esos servidores, esos esclavos e hijos de María?
«Serán ministros del Señor ardiendo en llamas abrasadas, que lanzarán por todas partes el fuego del divino amor.
«Serán ‘sicut sagittae in manu potentis’ (Sl. 126, 4) flechas agudas en las manos de María todopoderosa, pronta a traspasar sus enemigos.
«Serán hijos de Leví, bien purificados en el fuego de las grandes tribulaciones, y bien unidos a Dios, que llevarán el oro del amor en el corazón, el incienso de la oración en el espíritu y la mirra de la mortificación en el cuerpo y que serán en todas partes para los pobres y pequeños el buen olor de Jesucristo, y para los grandes, los ricos y los orgullosos del mundo, un olor repugnante de muerte.
«Serán nubes tronantes volando por el aire al menor de los soplos del Espíritu Santo, que, sin apegarse a cosa alguna ni admirarse de nada, ni preocuparse, derramarán la lluvia de la palabra de Dios y de la vida eterna. Retumbarán contra el pecado, lanzarán gritos contra el mundo, fustigarán al demonio y a sus secuaces, y, para la vida o para la muerte, con la espada de dos filos de la palabra de Dios (cfr. Ef. 6, 17) , todos aquellos a quienes fueren enviados de parte del Altísimo.
«Serán verdaderos apóstoles de los últimos tiempos, y el Señor de las virtudes les dará la palabra y la fuerza para hacer maravillas y alcanzar victorias gloriosas sobre sus enemigos; dormirán sin oro ni plata, y lo que es mejor, sin preocupaciones, en el medio de los otros Padres y eclesiásticos, ‘inter medios cleros’ (Sl. 67, 14) y, sin embargo poseerán las alas plateadas de la paloma, para volar, con la pura intención de la gloria de Dios y de la salvación de las almas, adonde los llamare el Espíritu Santo, dejando tras de sí, en los lugares en que predicaren, el oro de la caridad que es el cumplimiento de la Ley (Rom. 3, 10).
«Sabemos en fin, que serán verdaderos discípulos de Jesucristo, andando en las pisadas de su pobreza y humildad, del desprecio del mundo y caridad, enseñando el camino estrecho de Dios en la pura verdad, conforme el Santo Evangelio, y no por las máximas del mundo, sin preocuparse ni hacer acepción de persona alguna, sin evitar, escuchar o temer ningún mortal, por poderoso que sea. Tendrán en la boca la espada de dos filos de la palabra de Dios; en sus hombros ostentarán el estandarte ensangrentado de la cruz, en la derecha, el crucifijo, en la izquierda el Rosario, en el corazón los nombres sagrados de Jesús y María, y, en toda su conducta, la modestia y la mortificación de Jesucristo.
«Son los grandes hombres que han de venir, suscitados por María, en obediencia a las órdenes del Altísimo, para que su imperio se extienda sobre el imperio de los impíos, de los idólatras y de los mahometanos» (Tratado de la Verdadera Devoción, n°s 56-59).
Venerable Isabel Canori Mora
(1774-1825)
«Apareció entonces sobre la tierra una hermosa claridad que anunciaba la reconciliación de Dios con los hombres. Los ángeles condujeron ante el trono del Príncipe de los Apóstoles, el pequeño rebaño fiel a Jesucristo. Aquellos buenos cristianos le presentaron sus homenajes y bendiciendo a Dios, dieron gracias al Apóstol de los Apóstoles por haberles conservado y sostenido la Iglesia de Jesús, no permitiendo que fuera arrastrada por las falsas máximas del mundo» (S. M. Mirakles, pág. 76).
Madame Royer
(1841-1924)
En 1915 Nuestro Señor le dice que se aproxima el Castigo y hace esta mención:
«Inclusive con un pequeño número, Yo arrastraré los débiles y los indecisos y Yo obtendré la victoria… Porque he aquí la hora donde Yo reinaré pese a Satán. El mundo entero verá que Yo no Soy solamente el Esposo Místico de las almas puras y fervorosas, Su consolador, Su confidente, mas Yo soy también Rey de la Iglesia y del mundo y que la victoria no está en la fuerza de las armas, ni en el número, sino en Mi voluntad» (A. Marty, pág. 91). [*]
————— [*] En la parte referente al Castigo hay muchas menciones a los buenos, a los que luchan por la Iglesia, mas de una manera más genérica. Aquí se deseó resaltar los textos de profecías que indican más claramente a los Apóstoles de los Últimos Tiempos.
Fuente: bastioncatolico.wordpress.com
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